En cada ocasión, las circunstancias de negociar cambian, pueden ser tan diferentes como tan desconcertantes, sin embargo, hay un método que se sobre impone a cada situación, pero parte de una premisa: Negociar es servir, es crecer mutuamente. Negociar no es tomar, robar o tener que mentir o crear falsas expectativas.
La premisa es la verdad y la consecuencia natural es el éxito. Todos sin importar la posición que tengamos, somos sembradores y por tanto nos corresponde dar siempre lo mejor y así compartir frutos perdurables y buenos.
Por ejemplo, un buen negociante, jamás atentará contra su medio ambiente, aunque esto le produzca miles de millones, pues tarde o temprano vendría la desolación, o la enfermedad.
El dinero, el poder, y la fama no siempre significa el éxito sino mas bien el éxito es la paz de hoy, mañana y pasado mañana. El servicio, la verdad, el amor y la entrega son siempre los medios reales para una sabia y perdurable negociación.
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Oscar Basurto Carbonell
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